Javier Bórquez se declara un fan del DIE (Departamento de Ingeniería Eléctrica) de la USACH. Ingreso a la carrera de ingeniería civil en electricidad con el puntaje más alto de su generación. Según sus propias palabras, en el colegio era un alumno del “montón”, pero se enfocó en preparar la PSU y obtuvo 825 puntos en la prueba de matemáticas. Con ese resultado todas las puertas se le abrieron, visitó las universidades más importantes hasta que llegó a la USACH, el primer stand de carreras que visitó fue el de Ingeniería Eléctrica y se inscribió.
Egresó del pregrado como el mejor estudiante del área de Control, del Departamento de Ingeniería Eléctrica (DIE) y de la Facultad de Ingeniería (FING). Luego de trabajar en varias empresas del sector privado, continuó sus estudios de Magíster en Ciencias de la Ingeniería mientras daba clases por hora, para luego entrar al programa de perfeccionamiento académico. Inició todos los trámites para postular a becas para realizar su doctorado y este año 2025 finalizó su PhD en Ingeniería Eléctrica en la University of Southern California (USC) de Estados Unidos.
Pre y postgrado: abriendo la mirada
Sobre su paso por el pre y postgrado del DIE, manifiesta estar encantado con la formación recibida, recalcando el equilibrio entre el conocimiento que entregan los académicos y la libertad para que el estudiante lo intente por su lado. “Siento que tiene un muy buen balance entre la cantidad de herramientas que te dan y lo que esperan los profesores de ti. No es fácil pasar las clases y cuando lo haces se siente como que lograste algo a pulso”, comentó.
Su experiencia en el doctorado fue muy positiva. Constató que el nivel de los estudiantes del DIE USACH era similar al de compañeros de otros continentes. Conoció a gente de muchos países, investigando, publicando y exponiendo, visitó al menos 6 países, lo que le permitió ampliar la mirada y generar una perspectiva positiva de su experiencia allá.
Sistemas autónomos: el futuro al alcance de los estudiantes del DIE
El área de investigación específica del profesor se centra en el área de control óptimo, particularmente en robótica y la seguridad de los sistemas autónomos, es decir, cómo se protege a estos sistemas para que funcionen correctamente y evitar que realicen acciones potencialmente inseguras. “Los robots se mueven por el mundo y no buscan ir de un punto a otro y quedarse ahí, sino que buscan generar actividades o completar un objetivo; y en paralelo, tratan de no colisionar o no crear un desastre” explica.
Usando como ejemplo los vehículos de conducción autónoma (sin chofer), Bórquez plantea que, si el vehículo quiere frenar y está a dos metros de una pared, no es lo mismo si circula a una velocidad de 5 Km/h versus si va a 100 Km/h. Por lo tanto, su línea de trabajo se orienta a analizar y resolver matemáticamente todos los factores involucrados en este tipo de sistemas para garantizar su seguridad, vale decir, con modelamiento matemático es posible determinar si el auto colisionará o no.
El término “sistema autónomo” refiere a cualquier cosa que opera sin que un humano esté involucrado en su accionar. Por ejemplo, un aire acondicionado que, una vez encendido, hará su tarea hasta que alguien lo apague. La importancia de los sistemas autónomos radica en que liberan capital humano para otras actividades y genera soluciones costo-efectivas para el proceso industrial en general.
El plan inicial de Bórquez en el DIE es hacer clases e instalar un laboratorio de investigación similar al centro donde estudió en Estados Unidos, comenzar a trabajar con robots y formar un pequeño grupo de investigación con estudiantes de distintos niveles, aprovechando que el costo de los robots ha bajado considerablemente en los últimos años “El primer perro robot del mercado costaba cientos de miles de dólares hace 10 años. Hoy puedes comprar este tipo de robots por cerca de cinco mil dólares”, agregó.
Asimismo, iniciará los contactos con sus profesores del Doctorado que trabajan en las universidades de Standford y Princeton para concretar un programa de mentorías para los estudiantes, buscando potenciar sus habilidades y conocimientos que se fortalezcan con la experiencia fuera del país.
La tecnología del futuro en Chile
Ante la revolución tecnológica que se está viviendo en Estados Unidos con los vehículos autónomos -California ya tiene servicios de reparto de comida y transporte con vehículos automatizados sin chofer-, el académico señala que como país, y principalmente como Departamento de Ingeniería Eléctrica, debemos anticiparnos y estar preparados para generar una tecnología apropiada a nuestra realidad. Ahí estará el foco de su trabajo como investigador y académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica USACH.
Sobre su proyección de cuándo llegará esta tecnología a Chile, Bórquez calcula que en unos cinco o 10 años, los automóviles autónomos estarán en el país y no antes. Advierte que hay diversos temas legales, normativos, éticos que impiden que esta tecnología sea implementada en el corto plazo. Sin embargo, se muestra entusiasta de comenzar a trabajar hoy para formar a los futuros ingenieros(as) que liderarán esta tecnología en el país.