Benjamín Sáez y Benjamín Oyarzún, estudiantes de la carrera de Ingeniería Civil en Telemática de la Universidad de Santiago de Chile, vivirán un semestre académico en la Universidad de Málaga (UMA), España. El viaje, previsto para septiembre de este año, les brindará no solo la oportunidad de estudiar asignaturas adicionales a su formación, sino también conocer una cultura diferente y proyectar sus futuros caminos laborales.
El intercambio estudiantil se enmarca dentro de los programas de movilidad internacional que fomenta la USACH, y ha sido un objetivo muy anhelado por ambos estudiantes. La Universidad de Málaga, reconocida por su sólida trayectoria en ingeniería telemática, será el epicentro de este viaje académico que se prolongará durante el segundo semestre de 2025.
Para Benjamín Sáez, esta es una oportunidad única no solo en el ámbito profesional, sino también en el personal. “Siento que puedo aprender de todo: desde mi carrera hasta crecer y desarrollarme como persona”, señala, destacando que esta será su primera vez en Europa. En su caso, además, espera que la experiencia le sirva de base para su proyecto de título, el cual busca ser enfocado en inteligencia artificial, área en la que la universidad española ofrece asignaturas especializadas.
Ambos estudiantes se encuentran cursando el octavo nivel de su carrera y forman parte de la primera generación de Ingeniería Civil en Telemática de la USACH. Esta condición, lejos de ser una limitante, ha sido una motivación para explorar cómo se imparte la especialidad en otras partes del mundo. “En Chile, mi carrera es muy poco conocida. Allá en España es una carrera ya muy consolidada, entonces me gustaría ver qué enfoque le dan ellos”, comenta Sáez.
Por su parte, Benjamín Oyarzún ha tenido una participación activa en el grupo de investigación de telemática junto al profesor Christian Fernández, por lo que ve este viaje como una oportunidad para profundizar en sus intereses académicos. “Quiero reforzar mis conocimientos en mis áreas de interés, como la ciberseguridad y la computación cuántica, que allá tienen mayor desarrollo”, explica.
El proceso no ha estado libre de desafíos. La preparación para el intercambio ha implicado trámites, visado, revalidación de asignaturas y mucha organización. “Ha sido estresante, pero siento que es un camino que hay que recorrer para llegar a la meta”, reflexiona Sáez. Ambos destacan el apoyo recibido desde el Departamento de Ingeniería Eléctrica, especialmente por parte de los académicos Claudio Valencia, Christian Fernández y Héctor Kaschel, así como de la Dirección de Relaciones Internacionales de la universidad.
Respecto a lo que esperan al regreso, Oyarzún es claro: “El haber vivido el intercambio podrá mostrar un conjunto de aptitudes necesarias para desenvolverse profesionalmente y permitirá una mayor cercanía a nuevas tecnologías”, “Irse de intercambio te abre los ojos. Estoy seguro de que volveré con nuevas ideas y herramientas que podré aplicar en mi formación y en futuros proyectos”. Ambos coinciden en que el intercambio marcará una diferencia significativa a nivel personal y en su perfil profesional.
Finalmente, los estudiantes invitan a sus compañeros a considerar esta posibilidad. “Atrévanse. La universidad tiene muchos convenios con múltiples instituciones en todo el mundo y siempre es una experiencia enriquecedora”, afirma Oyarzún. En la misma línea, Sáez concluye: “Ilusión, esa es la palabra que describe esta experiencia. Estoy expectante, con muchas ganas de ver cómo será todo allá”.